Antes muerta que sencilla

Decidiendo por dónde cortar

Y es que no sólo de jugar, dormir, comer y cagar vive un bebé.  Así que fuimos de excursión a la peluquería ya que de tanto en tanto también necesitamos un  ratito para nosotras… eso y que ya tocaba retoque melenil que yo llevaba unas puntas más abiertas que la Puerta de Alcalá.
Mi Bombón es muy coqueta, le encanta un espejo y le pierde una cámara. A veces con sus dos primos intentamos hacer fotos familiares de la nueva generación y ella es la única de los tres que sale siempre (y cuando digo siempre quiere decir siempre siempre) mirando a la cámara en plan Pantoja «dientes dientes» con es  sonrisa de bicho tan preciosa y característica suya.

La verdad es que temía la primera visita a la peluquería por lo nerviosa que es, pero ya sabéis esa ley no escrita que reza que un niño nunca hará lo que quieras cuando quieras ni hara lo que creas cuando lo

Dándole ya a la tijeras

temas.

No le da la gana de hacer «sus monerías» cuando se lo pides al igual que no le da la gana de portarse como el trasto que es cuando prevees a todo el mundo que sí lo hará, de ahí que luego me llamen exagerada apostillando con el clásico «con lo buena que es» ayyyyyy si no digo yo que no, si es muy buena ella pero también es una «bienqueda» porque las que me lía a veces para que la peine son para grabarlas y no perder un ápice del espectáculo que forma.

Pues nada,  la señorita llega allí se sienta en su silla especial para niños y simplemente se deja hacer. La peluquera flipa y yo alucino. Incluso tiene algún gesto en plan «corta un poquito más de aquí» que desata una carcajada general.
Total, lavar (mojar con agua en un bote tipo spray) repaso de las

Último repaso a golpe de secador

puntitas y secar. Durante todo el proceso ella allí tranquila, marujeando sin inmutarse y obediente al «mira para allí o para allá». Supongo que las mujeres (y los metrosexuales) estamos preparadas genéticamente para que nos encante arreglarnos y disfrutar de los cotilleos en nuestra peluquería de confianza.
Y yo que llevaba mi arsenal de galletas y zumos y mi hermana aportó su reserva de chuches, para rebajar el posible ataque de «ya está mamá, no más» a mitad de corte y al final no hubo que hacer uso de el armamento pesado… unos gusanitos al acabar, de la emoción de que se portase tan bien y listo. También he de decir que la peluquera es
muy maja y tiene mucha mano, no fue sólo mérito de Bombón y además no nos cobró nada por el corte, seguro que de haber sacado su verdadero carácter no hubiera sido así jajaja así que no se puede pedir

Momento «corta un poco más de aquí»

más. Sólo puedo finalizar recuperando un dicho del refranero español y es «antes muerta que sencilla» y es que el refranero no falla casi nunca.

Resultado final: Unos ricillos preciosos

10 comentarios en “Antes muerta que sencilla

  1. Una mamá muy feliz

    Argggggggg muero de envidiaaaaaaa!!!!!!! Estamos en plena operación pelao y miedo meda, ya hemos varios acercamientos y nada, imposible…ya lo contaré, pero me temo que va a ser muy diferente a lo que tu cuentas.

    Olé por Bombon…que coqueta ella!!!

    Responder

Con la ilusión que me hace no puedes irte sin dejarme un comentario :)

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