Hoy estoy aquí delante de la pantalla con esa sensación de quien se reencuentra con un viejo amigo al que hace muchísimo tiempo que no ve. Es raro porque nuevamente me veo «volviendo a volver».
Realmente siempre tengo ahí en la retaguardia, en algún rinconcito de mi cerebro la idea de escribir esto o aquello en el blog, pero entonces llega la vida y me da un tortazo de realidad recordándome que para escribir necesito tiempo y es tan, pero tan difícil conseguir tiempo y que ese tiempo coincida con las ganas que lo he ido dejando más de lo que se deja a un mal ex.
Total que aquí me veo un martes por la noche, tras haber pagado el dominio y el hosting refunfuñando y calculando que ratito sí o sí voy a reservar para este blog. Que ratito sí o sí voy a reservar para mí, para esa parte en la que no quieres compañía, ni distracciones ni nada, quieres tiempo por y para ti, pero Caldea te queda lejos y el wifi te sale más barato.
Podría prometerme a mi misma que va a ser cada martes, o cada cuarto menguante, pero la realidad es que las promesas a uno mismo, por la noche y cansados son uno de los engaños más antiguos de la humanidad. Esas promesas solo quedarían por detrás de las inscripciones a los gimnasios en septiembre y los «no vuelvo a beber» en una resaca de esas que te hacen darte cuenta que los años pasan para todos aunque tú sigas estando estupenda.
Hay ideas y ganas y en cierto modo empeño por conseguir alinear esos dos factores con el tiempo. Por lo menos ya he pasado por aquí y así en resumen muy resumido os diré que mis niños ya son grandes, muy grandes, demasiado grandes… vale no tanto 10 y 7 años tienen ya los mangarrianes pero yo no sé cuándo ha pasado. Hace dos días estaba yo divina de la muerte con mis posados semanales de barrigota de embarazo, 2 días ¿veis? volvemos a la relatividad del tiempo que me da otra hostia de realidad cuando pienso que la semana que viene hace 8 años que me casé. A ver dicho así parece una condena o una tortura, pero no, han sido 8 años maravillosos (sí, momento dedicatoria, Rubio te quiero).
Vuelvo a mis pequeños salvajillos que me desvío ¿quizás sea eso? Veo asomar la patita a la preadolescencia y estoy buscando una ventana donde desahogarme llegado el momento o hincharme como una paloma cuando la situación así lo requiera ¿será?
Ya me lo decía un amigo «ser padre es un trabajo que no acaba nunca» y esa la unimos a la otra «hijos pequeños problemas pequeños, hijos grandes problemas grandes» pues digo yo que voy comprándome ya la valeriana, que no me va a venir mal, porque mis amigos apuntan maneras o tal vez sea yo que gano años y pierdo paciencia
Así que os hoy os digo hola y os digo que nos iremos viendo, que es algo que si puedo cumplir porque esa unidad de tiempo puede abarcar desde mañana mismo hasta de aquí a cinco lustros, sólo el tiempo lo dirá.
Ayyyy qué ilusión me hace volver a leerte. Madre mía tanto tiempo hace desde aquel maravilloso momento en el que me comentaste qué estabas embarazada? Wooww. Me ha encantado esta entrada y espero leer muchas más. Un beso linda.
Es el primer post que leo y me ha encantado!! ATEAM.