Estar de Rodríguez… Nunca más

Llevo desde el lunes a las 9 de la mañana sin ver a mi Bombón, a mi Minibombón y a  mi Rubio ? Estar de Rodríguez es algo que a priori, por ser sólo dos días iba a ser algo maravilloso. Ellos han iniciado las vacaciones y yo he tenido que trabajar hasta hoy miércoles, hoy por fin a las siete de la tarde nos reencontraremos. La cuestión es que mi pequeña es una enamorada de la vida del campo y le encanta ir al Cerrillo, que es el nombre que tiene nuestra casita del campo. Cuando empezaron las vacaciones no hacía más que decir que cuándo íbamos y yo me sacrifiqué y les dije que se fueran ellos y que me vinieran a buscar el miércoles para ya por fin ir todos juntos.

Estos dos días y medio han sido horrorosos para mí, la verdad es que por mucho que me saque de mis casillas en ocasiones, porque sí, porque lo hace, pocas veces pero en ocasiones lo consigue, por más que alguna vez en el finde previo a que se marchasen he dicho «ayyyyyy qué agustico me voy a quedar cuando os vayáis estos dos días qué bien voy a estar de Rodríguez ?» pues la verdad es que nada más lejos de la realidad, lo he llevado fatal. De mi Minibombón no me había separado nunca y de Bombón en sus cuatro años sólo una vez durante poco más de un día.

El domingo fue mi cumpleaños y lo celebramos en plan íntimo, en familia, fuimls a comer a casa de mi tía y mi primo, así que pasé de un día de subidón familiar a la más absoluta soledad, los días previos estuvimos hablando sobre «la separación» y hemos conseguido que ella lo llevase bien, entre la emoción de estar allí con toda la familia, tíos, primos, abuela y la tranquilidad de saber que en dos días ella misma vendría a buscarme todo indicaba que lo iba a gestionar estupendamente, yo le decía «Bombón tú tienes muchos días fiesta y yo poquitos» y la muy pelleja me contestaba «ayyyyyy mamá… así es la vida» con su risilla picarona ?

Llegó el lunes por la mañana, el momento de marcharse, al despedirnos aquí mi amiga va y me suelta «mamá, poitate bien que ya eies guiande que ayei fue tu cumple«. Justo antes de irse ella me repetía a mí el mantra que yo le había inculcado durante unos cuantos días «mamá, ahoia nos vamos, peio no estés tiste, que yo voy a vení a buscaite, no vayas a lloyai» y así lo hice, no lloré de milagro, pero me quedé en la puerta mirando hacia el coche hasta que desapareció en el horizonte y un poco más. Yo me las creía muy felices, iba a disfrutar de estar de Rodríguez ? a disfrutar de un poco de tranquilidad, a disfrutar del tan añorado silencio, a disfrutar de unos días para mí… pero allí sentada en el sofá, me dí cuenta de lo que en el fondo ya sabía, la tranquilidad es aburrida, el silencio me resulta hasta triste y disfruto de mí cuando soy la mejor versión de mí misma y eso ocurre cuando estoy con ellos. A la hora de hacer la comida para irme al trabajo me ví perdida, tanto tiempo cocinando para todos que ahora que tenía que hacerlo sólo para mí no se me ocurría nada más que carne a la plancha con patatas fritas, que no es que me desagrade, me refiero a que no tengo las medidas para una cocina «más elaborada» a nivel individual.

Estos días me ha costado dormir, de estar cuatro en una cama a tener la cama sólo para mí, algo con lo que reconozco que alguna vez había soñado, se me hacía un mundo. Echo de menos a mi bebé, tenerlo conmigo, sentirlo, olerlo, tenerle en mis brazos, sentir como le alimento, ver su mirada descubriendo cualquier pequeño nuevo detalle que le ofrece el mundo, escuchar su risa y hasta su llanto, sí, su llanto también lo echo de menos. Echo de menos a mi Bombón, nuestras conversaciones, sus abrazos, sus «te tieyos» sus miradas picaronas cuando va a hacer alguna de sus trastadas y sus posteriores excusas y/o explicaciones, sus expresiones, sus intentos de chantaje peinándome o maquillándome. Echo de menos a mi Rubio, a mi mitad, mi compañero y confidente, tenerle a mi lado, nuestro momento victorioso cuando por fin se han dormido y somos los reyes del sofá, nuestras conversaciones de todo y de nada. Echo de menos a mi familia, abrazarles, besarles, tenerles conmigo y sí, sólo han sido dos días y medio pero para mí ha sido una eternidad. Estoy deseando que sean ya las siete para verles, para tenerles conmigo, para reirnos juntos de lo ñoña que soy y hasta para que me hagan enfadar si hace falta, para lo que sea pero juntos, siempre juntos.

Gracias a skype, nos hemos visto por las mañanas, es como una cita online, quedamos a las once, porque allí en el Cerrillo no hay mucha cobertura y hay que ir a un punto específico para poder conectarse, y esas llamadas me han dado la vida, pero mi Rubio y mi Santa Suegra que está allí con el resto de la familia, me dicen que Bombón está mimosa y un poquito «rara», que lo está pasando bien, pero que quiere que vaya ya, por suerte está allí con mi sobrino el Pollito con el que se ama y odia a partes iguales y así está entretenida, pero me echa de menos tanto como yo a ella, menos mal que hoy ya nos veremos. Lo peor de todo es que sé que estos dos días y medio han sido eternos y sin embargo los cinco que vamos a pasar todos juntos van a pasar volando y es que el tiempo pasa más rápido cuando eres feliz y cuando más feliz soy es cuando estoy con ellos, por eso siempre me pregunto «¿qué era yo antes de ser nosotros?» y esto no quita que dentro de la familia cada uno tenemos nuestro espacio, nuestros momentos individuales, que además creo que es algo necesario para todos, pero estar separados y sin vernos estas casi sesenta horas es algo que desde luego si en mi mano está no se volverá a repetir, por lo menos mientras sean tan pequeños, porque todos lo pasamos mal y no disfrutamos tanto como podríamos de las situaciones que nos ofrece la vida en cada momento, como es el estar en un sitio tan especial como es el Cerrillo o disfrutar de algo que se supone debía ser divertido como es estar de Rodríguez un par de días. Ya estoy contando las horas hasta las siete para poder estrujarles en un abrazo de esos que quitan hasta la respiración, porque estar de Rodríguez estos dos días y medio no me ha gustado, de todas las horas puede ser que haya disfrutado de la soledad y al tranquilidad cuatro o cinco, por ejemplo ahora que he podido escribir esto del tirón sin ningún llanto o balbuceo de Minibombón o ningún «mamá veeeen» o «mamá mira» o «mamá ¿qué hases?» de mi Bombón, lo que llegan a dar por saco y lo que llego yo a echar de menos ese por saco.

Y vosotros ¿os habéis separado alguna vez «tanto» tiempo de vuestros peques? ¿Cómo lo habéis llevado? ¿y ellos? ¿creéis que exagero y que separarse dos días no es para tanto?

4 comentarios en “Estar de Rodríguez… Nunca más

  1. Mamá Jumbo

    Ay, cuantas veces hemos deseado esos ratitos de soledad, y que largos se hacen.
    Yo solo me he separado de ellos cuando he estado en el hospital, cuando nació la peque y las dos noches después de la operación en Noviembre, y lo pasé realmente mal.
    Ahora te toca disfrutar todos juntos. besos

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    1. Yo Tampoco sabía Autor

      Ya te digo. Se me ha hecho eterno. No me ubicaba en casa, una pena q tenía, lo he pasado mal, por eso digo q si en mi mano está no se repite jejeje Feliz día! Muack!

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    1. Yo Tampoco sabía Autor

      Se me ha hecho eterno. Lo mejor ha sido el reencuentro, he tenido a Bombón todo el día pegadita a mí jejeje Feliz día! Muack!

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Con la ilusión que me hace no puedes irte sin dejarme un comentario :)

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