Son algo más de las dos de la mañana y pese a que para hoy tenía programado un post de lo molones que han sido los Reyes, acudo hoy a este mi pequeño rinconcito de desahogo simplemente para dejar un rato la mente en blanco, cosa que por más que lo he intentado no he podido hacer nunca. La noche es muy mala, en la noche mientras los niños duermen me quedo a solas con mis pensamientos, a solas con mis tristezas, con mis temores y con todo lo que vive oculto en mí misma.
La suerte que tengo es que si la pena me invade miro a mi izquierda y tengo a mi Minibombón y miro a mi derecha y tengo a mi Rubio y la mayoría de las veces también a mi Bombón. Los días pasan tan rápido que no me da tiempo a pararme a analizar lo que pasa, me pongo en plan Scarlett O’hara cuando en la puerta de su casa ve marcharse a Retth Butler y dice: «Tara… es mi hogar. Iré a mi casa, idearé algo para hacerle volver. Después de todo, mañana será otro día.» yo vivo desde hace demasiado en ese «mañana será otro día«.
Si hay algo que me importa y alguien a quien quiero ese es mi Rubio, no puedo decir que le quiero más que a mis hijos, las madres lo entenderéis, no se quiere más a uno o a otros, se quiere diferente, pero a los tres los necesito como al aire que respiro, mis hijos son mi vida, son parte de mí, pero él es la persona con la que he escogido pasar mi vida, la persona que me complementa a la perfección, la persona que me entiende y que a pesar de mis defectos me quiere, es la persona que me conoce mejor que yo misma, los hijos al fin y al cabo llegará un día en el que se marchen, en el que hagan su vida y yo me quedaré con mi querido Rubio, disfrutando de las visitas de mis Bombones.
Desde hace un tiempo, desde que falta su padre, mi Rubio no es el mismo, podría decirse que delante de la gente se pone una careta de él mismo, de un Rubio sereno, un Rubio tranquilo, un Rubio feliz aunque dejando entrever un poco la pena que lleva. Pero de puertas para adentro se le cae la careta y soy yo quien ve sus ojos desbordarse por la pena, quien oye sus sollozos provocados por el desgarro de su alma, quién ve como en su cara asoma el reflejo de la más grande de las tristezas que jamás haya conocido, es totalmente lógico y comprensible, si yo que era simplemente su nuera le echo de menos cada día, él que era su hijo no puedo llegar ni a imaginar por lo que está pasando, pero es que él tampoco sabe como sacarlo, como expresarlo, como aprender a llevarlo y yo me siento tan impotente, me siento tan triste de no poder ayudarle, es más creo que incluso lo empeoro, cuando está mal se preocupa de que yo no me de cuenta, cosa totalmente absurda por su parte, por tanto a mi parecer lo pasa doblemente mal, mal por sí mismo y mal porque yo no sufra por él. Intento hablar con él y hay días que hay suerte y días que no, las mañanas marcan la pauta, las mañanas al despertarse es cuando peor lo lleva, hasta en eso nos complementamos, lo mío son las noches.
Sé a ciencia cierta que él lucha por llevarlo cada día un poco mejor y tenemos la suerte de tener a nuestros Bombones que eso es lo único que hace que pueda evadirse por momentos del pellizco constante que tiene su corazón. Cada día cuenta, cada día estamos más cerca de aligerar esta carga que ya nos acompañará siempre, una carga que ahora nos aplasta, pero que espero que algún día la podamos transformar en una carga más llevadera, mientras tanto yo estoy y estaré aquí siempre a su lado, escuchándole cuando lo necesite, abrazándole cuando sienta el frío que le hiere por dentro, ayudándole a levantarse cada vez que caiga, simplemente acompañándole, porque él es más que mi mitad, es parte de mí, es una prolongación de mí misma en otro cuerpo, es mi compañero, mi amigo, mi amor, mi marido, mi confidente, él es quién me completa, la pieza más importante de mi vida, él es mi todo y quererle es un reflejo automático de mi alma al igual que respirar lo es de mis pulmones, sin ninguna de las dos cosas no podría vivir. Cada día cuenta y si cada día cuenta es porque los comparto con él y entre los dos luchamos porque así sea, luchamos por nuestros hijos, porque sean felices y algo básico para ello sobretodo con Bombón es que no nos vea pasarlo mal, ella ya se da cuenta de todo, luchamos por nosotros mismos, porque sabemos que algún día tarde o temprano la presión del pecho cesará y volveremos a sonreir con plenitud, luchamos para que la vida siga siendo maravillosa, maravillosa como una bonita rosa de la que ahora sufrimos la herida de una de sus espinas. Lo único que sé es que estando a su lado, como él dice, «para siempre es poco tiempo» y ese poco tiempo que es un para siempre lo quiero pasar con él. Cada día cuenta, cuenta porque nosotros hacemos que cuente.
Cómo lectora me encantan estos post reflexivos que salen del corazón y como persona me emocionan y se me pone un pellizquito en el alma, más aun cuando sé lo que se siente cuando echas tanto de menos a alguien que te cuesta respirar, cuando sientes tanta pena que hasta el corazón duele…sí, porque el corazón duele…ayyyyyyyy y aquí lo dejo que se me tuerce el día…
Lo único que te puedo decir es que simplemente estés a su lado, si el prefiere mantenerte al margen pues ya está, si quiere hablar pues le escuchas….
Seguro que eres una compañera genial.
Besos a los dos
Ayyyyyy que yo te había contestado y no sé por qué pero no aparece 🙁 lo que te venía a decir es gracias por tu comentario y tienes toda la razón, el corazón duele, vaya si duele, pero bueno, él sabe que estoy aquí para todo lo que necesite. Feliz día! Muack!
Estoy con Carol, cuando estás en esos momentos de más bajón, en los que los recuerdos te invaden y te duele el alma, con tener al lado a la personas que quieres te basta, a veces no apetece hablar, ni siquiera es necesario, un abrazo y sentir el calor de la otra persona es suficiente, sólo está con él, cuando se encuentre preparado y no duela tanto seguro que podrá expresar todo.
Muchos besos y ánimo
Te había cntestado y no sé por qué no sale… en fin… lo qe te decá es que es verdad, que el tiempo ha de pasar y todo se calmará y yo estoy aquí para cuando me necesite y es verdad que no siempre las palabras son necesarias. Felliz día! Muack!