Hace nada, un suspiro tenía yo entre mis brazos una bebé preciosa y pequeñita, total y absolutamente dependiente de mí. Un día me dí cuenta que ya no era tan bebé, fue el día que cogí en brazos por primera vez a su hermano. De pronto ya no son mis bebés. Aunque yo les sigo viendo pequeñitos ellos ya no lo son tanto, MiniBombón ya me corrige y me dice «mamá yo no soy pequeño, soy mediano» y no digamos ya Bombón.
Ha sido de un momento para otro cuando mis Bombones han crecido y aunque siempre será mi Bombón, ahora ella es toda una MiniDiva y él dejó atrás a MiniBombón para ser mi MiniPríncipe. A mí me da igual, sea como sea siempre serán mis minis. Les veo crecer a pasos agigantados dejándome con la boca abierta con sus ocurrencias, con sus razonamientos y ese arte que tienen para llevarme la contraria. Son lo que siempre he querido, dos personitas independientes, autosuficientes, en la medida que su edad les permite, llenas de ideas propias y personalidad muy marcada. Cabezones, muy cabezones, él más explosivo y ella de apariencia más calmada, pero que no os engañe esa apariencia porque cuando saca el carácter es peor que su hermano y yo juntos y eso… eso ya son palabras mayores.
Desde siempre han sabido compartir su espacio teniendo al mismo tiempo cada uno el suyo propio. Si se pelean lo hacen a lo grande y cuando están de buenas lo están más a lo grande todavía. Ellos me han enseñado que es verdad aquello de que el amor no se divide, se multiplica. También he entendido al fin el «cuando seas padre comerás huevos» y vaya… la de tortillas que me he tenido que hacer de mis propias palabras. Todas las etapas son bonitas, pero creo que ahora estamos en una de las mejores.
Se llevan poco más de 3 años. Ella está encantada con su papel de hermana mayor en plan «ven aquí que yo te explico» y él en su papel de aprendiz de su amada y odiada heroína. Porque ella lo es todo para él (y viceversa), si hay que defenderla se cambian los papeles y él pasa a ser el mayor y si en su mano está, a su hermana no le puede molestar ni la brisa de la primavera. Ha aprendido de la mejor, ella con ese cuerpecillo que tiene que es el espíritu de la golosina se transforma en toda una «Sansona» si se trata de defender o proteger a su hermano.
Juegan mucho juntos. Se inventan sus juegos, lo que es de imaginación van sobradetes recordemos la época de MiniDiva y sus amigos invisibles. Ahora han descubierto los juegos de mesa. Conocían algunos de los cálsicos como el dominó o el ¿quién es quién? pero ahora han descubierto un mundo más allá de estos y les encanta. La última partida suele ser en mi cama antes de dormir. A veces me gusta mirar cuando no se dan cuenta y ver como juegan y ese es otro de esos momentos de ¡OH my God! ¿dónde están mis bebés? Mis bebés ahora son esos niños que juegan y ríen mientras yo soy feliz observándoles.