Ahora que estoy de vuelta por aquí, en este «Domingo de Recuerdos» os quiero hablar de uno de los momentos de mi vida en que más miedo he pasado. Hay momentos en la vida en los que de pronto el mundo se para y tú te quedas ahí en medio sin saber que hacer, que decir, como reaccionar. Momentos en los que se acumulan los pensamientos en tu cabeza, en los que la ignorancia sobre aquello que te están contando te hacen asustarte más y en esos momentos, tu mente te traiciona y se va a lo peor, en un primer momento siempre se va a lo peor.
Recuerdo aquel momento como si fuera ayer. Estábamos en la pediatra, mi Bombón era muy pequeñita, no tenía ni un año. No recuerdo que día era, no recuerdo si estábamos en una revisión o en una visita por algún otro motivo. Lo único que recuerdo es el momento en que la pediatra la estaba auscultando y de pronto dijo «se escucha un ruidito… puede ser un soplo. Seguramente no sea nada, lo más probable es que sea un soplo inocente, pero la vamos a mandar al cardiólogo para asegurarnos».
Yo realmente sólo oí hasta la palabra soplo. Los únicos pensamientos que pasaban por mi cabeza eran ¿pero cómo un soplo? ¿qué le va a pasar a mi bebé? mi cara debió cambiar totalmente porque la pediatra ya sólo me hacia caso a mí. Me intentaba tranquilizar diciéndome que era «mucho más frecuente de lo que nos imaginamos, que ya verás que no es nada, voy a poner la prueba como urgente…». Yo oía aquello pero pensaba «si no es nada ¿por qué pone la prueba como urgente?… seguro que pasa algo más, además es en el corazón.
Pasaron los días. No sé si muchos o pocos pero para mí fueron eternos. Llegó el día de ir al cardiólogo y allí estaba ella, llena de cables, mi bebé tan pequeñita, tan bonita y tan tranquila. No sé cuánto rato había pasado cuando el cardiólogo nos dijo «tiene un soplo, pero tranquilos, es un soplo inocente. Remitirá con el tiempo. Lo que le pasa a esta preciosura es que tiene un corazón saleroso que a veces suena a otro ritmo, pero nada más. No le afecta en nada, es algo que habitualmente desaparece al llegar a la edad adulta, ella puede llevar una vida totalmente normal…» y siguió con sus explicaciones pero la verdad es que después de eso ya poco me importaba.
Lo único importante es que mi niña estaba bien. Esa carga que habíamos arrastrado los últimos días había desaparecido. De pronto nos sentíamos ligeros como una pluma, yo creo que levitaba, casi casi volaba. Los padres, aunque no queramos siempre nos ponemos en lo peor y aunque intentas no darle vueltas, intentas no pensar demasiado, se queda en eso, en un intento. Te vas llenando una mochila de miedo, de angustia, de negatividad que hace que los días se eternicen y entonces en tan solo un segundo cuatro palabras de un desconocido te liberan. La felicidad que sentí en ese momento no la puedo describir.
Pasó el tiempo y a nuestras vidas llegó MiniBombón. Nuevamente en una revisión nos volvieron a decir que era posible que tuviera un soplo. Si soy sincera me asusté, pero no de la misma manera, ya no era un miedo a algo totalmente desconocido. Era un miedo más tranquilo que la primera vez, un miedo de alguna manera más manejable, pero igualmente aterrador. Nuevamente tuve a uno de mis Bombones lleno de cables, para que pudieramos ver su corazoncito, mientras que el mío lo tenía en un puño.

Soplo inocente
En este caso él era más mayor, era mi bebé grande. Cuando entró y le pusieron los cables la doctora le explicó que iban a ver su corazón en la pantalla y él puso cara de alucinado. Tras unos minutos eternos de nuevo le pude agradecer a la vida que mi pequeño sólo tuviera un soplo inocente. La doctora le dijo que su corazón era fuerte como el de un león y él se lo explicó a todo el mundo durante días eso y que la doctora tiene una cámara especial para verte por dentro porque con la del móvil no se puede.
Mis Bombones tienen unos corazones salerosos que a veces marcan su propio ritmo. Dos corazoncitos fuertes como los de un león que por unos instantes hicieron que el mío se parase. Dos corazoncitos que son pedacitos del mío, porque desde que ellos llegaron mi corazón late en tres cuerpos.