Este finde ha sido agridulce. Fuimos a nuestro refugio campestre, más conocido como El Cerrillo y unos desalmados habían entrado a robar. Robar está feo, pero rematar para joder, simplemente por hacer daño eso es de (introducir insulto al gusto) Total que mucho destrozo para cuatro cosas que se llevaron, me pregunto qué esperaban encontrarse en una casa en mitad del monte. Rompieron las dos puertas, no tuvieron cojones a pudieron abrirlas con las megacerraduras que puso mi suegro. Se llevaron una tele, viejísima y que al rato de estar encendida sale una mancha en mitad de la pantalla, el tdt y dejaron el dvd. Se llevaron las baterías de la placa solar, la sierra eléctrica, dejaron la bomba,
el transformador y la sierra circular, o sea las cosas más caras. Entre otros grandes tesoros, se llevaron 2 latas de redbull que teníamos a modo de florero y un mechero de la cocina, el que funcionaba, el roto por supuesto que no. En fin que hay que rehacer toda la instalación eléctrica, arreglar puertas y ventanas, comprar baterías y herramientas, pero bueno, como hay que sacar algo bueno siempre, para desquitarnos hicimos una pedazo de barbacoa y calçotada «que pa’que» y los peques lo pasaron genial, les encanta.
Mi Bombón, como experta montañera, se dedico a recoger palitos y piñas para el fuego y para nuestra Google. Así que para no quedarme con mal sabor de boca he decidido poner una foto del momento paseo con mi hija, mi nieta y nuestra Google en busca de materia prima para el fuego, que mi Bombón iba recolectando en el cestito del carro de su bebé.
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