Esta semana en cuanto he visto el tema que ns proponen desde Papás Blogueros no he podido resistirme. nos proponen hablar sobre aficiones para compartir con los peques. Yo soy de las que piensan que las aficiones se heredan y en mi casa tengo el ejemplo. Mi Rubio es un motero empedernido, su primera moto la tuvo a los cuatro o cinco años y desde entonces esa relación nunca se ha roto. Yo soy una cinéfila empedernida desde bien pequeña ya tenía junto a mis hermanos una amplísima colección de películas. Pues bien a día de hoy mis pequeños tienen 2 motos a sus cuatro y un año y una colección de películas que supera con creces las de sus amigos (un kit kat películas SIEMPRE originales, no nos gusta la piratería).
Aunque al principio y con el principio me refiero a antes de tenerlos no era muy partidaria de que mis hijos estuvieran inmersos en el mundo de las dos ruedas, tenía claro que con la familia política que la vida me ha regalado eso era algo inevitable. Tal como el predictor dijo sí por la puerta entró la primera moto de mi Bombón, una pocket a la que para convencerme mi Rubio utilizó el argumento de «le quitamos el motor y la usamos de correpasillos, así coge equilibrio». A ella le encanta estar en el garage con su padre y trastear las herramientas, y «adorar» su moto como ya os enseñé en Domingo Motero. Cuando vamos a las carreras se transforma en la más enérgica hooligan animando a su pilloto predilecto con sus «Daaaaaaale gaaaaaaas!!!! A tooooooope!!» como ya os conté en «Un día en las carreras«. Le encanta el ambiente motero, como se suele decir lo ha mamado, lo ha heredado. A mí ahora ya me gusta porque gracias a esto aprende valores como el esfuerzo o la constancia, aprende también que no siempre se gana, aprende la importancia del trabajo en equipo y ver su carita cuando está haciendo lo que le gusta no tiene precio. Pero si del padre ha heredado las motos, de mí ha heredado las pelis. Podemos estar tranquilamente una tarde de sábado con el clásico plan perfecto «sofá, peli, manta» y las imprescindibles palomitas. Una vez al mes vamos al cine en nuestra tarde de chicas, que son esos ratitos sólo para nosotras (también tiene ratitos a solas con mi Rubio) y me encanta como luego hace el coloquio de la película mientras volvemos a casa y es que es una mini crítica de cine con un criterio propio que a veces nos deja alucinados. Le gustan tanto las películas de dibujos como la de «personas de verdad» como ella dice (siempre y cuando sean aptas, ya tendrá tiempo de ver violencia y amor carnal cuando sea grande). Pero igual que se queda pegada a la pantalla viendo una peli lo hace viendo una carrera de motos, igual… o más, así que yo creo que ganan las motos.
Y el pequeño va por el camino, que cuando estamos en la calle hace contorsionismos para girarse a ver una moto, pero bueno, como se suele decir si ellos son felices yo soy feliz y está claro que ellos son moteros felices.
Aquí mi Bombón ya desde pequeña apuntando maneras
Como os comentaba adorando su moto cuando no llegaba ni al manillar
Dando una vuelta con mi Rubio
Y Minibombón iniciándose en las dos ruedas
Es normal, desde pequeños nos ven disfrutar de lo que nos gusta y acaba gustándoles, aunque luego crecen y salen por peteneras jejejeje
Jajaja ahora q mi marido no lo ve… ojalá!!! Porq eso de las motos aunq ya me va gustando pues como q no. Feliz día! Muack!
Las motoras de monte me fascinan. A esa le va gustar la adrenalina.
Ya te digo. Apunta maneras y el hermano no se queda corto. Feliz día! Muack!