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#ElTemaDeLaSemana: ¿Las aficiones se heredan?

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Esta semana en cuanto he visto el tema que ns proponen desde Papás Blogueros no he podido resistirme. nos proponen hablar sobre aficiones para compartir con los peques. Yo soy de las que piensan que las aficiones se heredan y en mi casa tengo el ejemplo. Mi Rubio es un motero empedernido, su primera moto la tuvo a los cuatro o cinco años y desde entonces esa relación nunca se ha roto. Yo soy una cinéfila empedernida desde bien pequeña ya tenía junto a mis Sigue leyendo

Fotofinde: Resaca de bodorrio

Bueno bueno bueno… Ya estoy nuevamente en mi mundo 2.0! ¿¿Y qué mejor que volver con fotofinde?? Este finde ha sido genial, lo hemos pasado de relax en nuestro querido Cerrillo con los tíos postizos de Bombón, véase el mejor amigo de Mi Rubio y su familia, que aunque no compartimos genética, es la nuestra. Ellos viven en Málaga, vinieron para la boda y se quedaron unos días más para que pudieramos disfrutar de su compañía. Bombón encantada, ya que ellos también tienen una niña un poco más grande que ella y estaban todo el día jugando de aquí para allí. Han sido unos días geniales de barbacoas, paseos por el campo, partidas de scrabble hasta las tantas de la mañana, debatiendo entre risas la existencia de ciertas palabras sin la ayuda de un diccionario y en compañia de un buen lambrusco. Yo me quedo con dos momentos, Mi Rubio diciendo » Estoy en el Cerrillo, con mi mujer mu hija y mis amigos, con mi moto nueva y he venido en el Juan Robles ¿Qué más puedo pedir?» (Nota informativa: Juan Robles es el apodo de su Santana Land Rover, heredado de su padre y protagonista de la frase tan oída por mí «esto no es un coche, es una máquina de trabajo» un coche que se merece su propia entrada… otra más para mi lista de pendientes jejeje) y con la imagen que me quedo es con Bombón con su carita de flipada subida en la nueva moto grande de papá, que ya la había estrenado y como no podía con su alma, fue su «tío» quien se la llevó a dar una vuelta, ella encantada, saludando cual diva motorizada a los sinples mortales que íbamos andando. Todavía me sorprende que le puedan gustar tanto las  motos, entonces miro a nuestro alrededor, el mundo en el que «nos movemos» los amigos que tenemos, la familia y me doy cuenta que lo raro sería que no le gustasen. Ha sido una semana postboda llena de momentos increíbles, momentos que ya os contaré porque si os explico ahora todo lo que me viene a la cabeza acabo la entrada para el Fotofinde de dentro de dos o tres semanas jejeje y antes de contar el postboda os tendré que contar el preboda y la boda en sí ¿no?

Sólo deciros que «El gran día» fue el segundo mejor día de mi vida, y sí… os lo contaré todo en breve. Feliz día!

PD: No puedo dejar de comentaros que cogimos dos buenas cestas de setas, las hicimos en el fuego a tierra para acompañar la carne de la megabarbacoa aaaarrrrgggg mmmmmm oooohhhhh #modoHomerOn lo recuerdo y vuelvo a salivar…

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Escapada al Cerrillo

Bueno, estamos en la recta final de los preparativos de la boda y eso me consume la mayoría de mi escaso tiempo libre. Tengo tantas cosas que contaros!!
Para desconectar hemos ido al «Cerrillo», ese lugar donde siempre encontramos calma, recargamos las pilas y volvemos a «la gran ciudad» con energías renovadas.
Allí lo pasamos todos genial, desde mi Bombón hasta nuestra pequeña Google.
Nosotros nos fuimos el viernes, tal como acabé de trabajar para allí que nos fuimos y el sábado por la tarde llegaron los abuelos, los tíos y los primos.
Como anécdota deportiva (por llamarlo de alguna manera) mi Rubio se llevó una de sus motos para disfrutar «a tope» de la montaña. Total que el sábado después de comer, me dice que va a darse una vueltecilla rápida, pero que vuelve pronto ya que él lava los platos porque yo hice la comida, va pasando el rato y más rato y más rato y yo empiezo a pensar «a ver si se ha caído… y cómo le encuentro yo ahora… a ver si se ha hecho daño» conforme sigue pasando el rato y yo ya en la puerta de la casa a grito pelao’ a pleno pulmón le llamaba que se me oía en toda la montaña «a ver si se ha caído con lo que está tardado… más le vale haberse caído, que no se haya hecho daño pero que o se haya caído o se haya roto la moto porque si no…. ayyyy si no» pensaba, y es que no hay cosa que más rabia me dé que me digan a tal hora estoy ahí o tardo tanto y no sea así y más tardando tanto y más aún si te has comprometido a hacer algo. Estaba preocupada, pero una parte de mí empezaba a enfadarse pensando en que sí que es capaz de írsele el santo al cielo y regodearse por el campo con su adorada moto,  porque el tiempo encima de la moto, admitámolos, para él es más lento. Volví a berrear su nombre desde la puerta y recibí como respuesta el sonido del motor, eso me tranquilizó, ya intuía que estaba bien porque antes no tenía respuesta y ahora sí. En fin, que al fin llegó y efectivamente se había roto la moto, había saltado yo que sé que pieza que el pobre había tenido que ir unos tres kilómetros llevando la moto «a cuestas», conociéndome, dejó la moto en una masia abandonada para poder llegar antes a casa porque sabía que estaría preocuapada. Sí sí… dejó la moto, para volver más rápido… eso es amor… su moto abandonada para venir al rescate de mis pensamientos tenebrosos. Cuando llegó ¿Cómo decirlo? Agotado es poco, tal fue así que ni reprimenda le cayó y no sólo eso sino que me ofrecí voluntaria a ir a recoger la moto porque tenía el pobre una cara de hecho polvo que no podía con ella.
Y allí que fuí yo, valiente donde las haya a sacar la moto de la masia, que ilusa, sacarla de allí me costó la vida, la moto pesa un montón, me sentía como una hormiga llevando diez veces su propio peso, lo que os digo, me costó la vida, pero es que llevarla a casa con las cuestas, con los baches, con las piedras, diez vidas gasté en ello, como pesaba la condenada, que agotamiento y que pelea me llevé con la puñetera moto para no caerme de morros y que se me cayese encima además la puñetera estribera me daba todo el rato en la espinilla y llegué con un morado que pa’que.
Llegué a casa y a los diez minutos llegaron mis cuñados,  que ya podían haber llegado algo más de media hora antes que fue el rato que estuve peleándome con la puñetera operación rescare de la moto. Después de recomponerme en el sofá y ver los estragos estriberos en mi espinilla, (bendito roll on para golpes de los enanos, que funciona de maravilla y ahora puedo decirlo por experiencia propia) llegaron mis suegros y ya estábamos todos.
El abuelo trajo como sorpresa un carro que ha hecho para sus nietos, pero del que para ser sinceros disfrutamos todos. Y así entre paseos, juegos y ratos divertidos consumimos nuestro fin de semana.

Todos subimos al carro, desde el más grande al más pequeño incluida Google.

Y mi Bombón y su primo no pudoeron resistirse a subir a la moto. Como podéis ver a mi Bombón le gusta ser la que conduce.

Su primo se tenía que coger muy fuerte porque iban muuuyyyy rápido

Para acabar en el carro del «yayo» conduciendo también mi Bombón.
La verdad es que esos días en familia son lo mejor que hay, no hay dinero que pueda pagar esos momentos que en el futuro serán los recuerdos de la infancia de mi Bombón y me alegro que sean tan especiales.
Feliz día.

Un día de carreras

Ay ay ay ay!!! Me tenéis que perdonar por que tengo este humilde blog abandonado, pero es que he estado súper liada perfilando los últimos detalles de la boda, hasta el punto de saltarme el #fotofinde (I can’t belive my eyes… pero así ha sido). En fin… no todo ha sido (pre)boda esta semana, ha habido momentos geniales de la mano de mi Bombón y mi Rubio.
Un día genial fue el sábado, fuimos a una carrera de dirt track en Agramunt (Lleida). Es bastante entretenido, son carreras de moto (como no) en un óvalo, súper rápidas.
El evento empezaba a las 8 de latarde, a una horita larga de casa, así que nos llevamos la cena. Ya para empezar nos encontramos con una puesta de sol increíble que no puedo dejar de enseñaros (sin filtros)

Llegamos allí y había un ambientazo que pa’que de niños a abuelos, camiones y furgonetas, las motos, algo genial.
Bombón estaba flipando total y absolutamente, los niños empiezan a llevar moto sobre los 3 años y a competir a partir de los 5 y claro ella que ve esas motos de su «tamaño» no hacia más que pedirnos que quería una.
Fuimos a saludar a un amigo, corredor profesional, campeón de Cataluña y campeón de España de motocross, vecino de mi Rubio desde muy pequeño, es que mi Rubio y el mundo del motor son uno casi casi desde antes de empezar a caminar.
En los eventos de dirt track hay muchas carreras, en este caso había dos categorias infantiles, una regional y la open, para la open había 6 rondas clasificatorias y la gran final, y para las otras 3 clasificatorias y la gran final, cada carrera puede durar entre 3 y 7 minutos, son entre 6 y 12 vueltas.
Había en total 60 corredores apuntados.

Paete del óvalo y de los corredores al fondo

Pues allí estábamos preparados para darlo todo y Bombón la primera y vaya si lo dió.
Cantaba todas las salidas «Preparadooooosss liiiiissstooooos yaaaa» seguido de un «vamoooosss chicoooos!!!! A tooopeeeee!!! Dale gaaaaaaasss» cual hooligan en un partido de fútbol moviendo sus brazos a lo loco y gritando como una posesa.
Ella es malilla para comer así que mientras hacian las rondas de regional y pasaban las máquinas para aplanar el suelo de arcilla, por los baches, nos fuimos al coche a por la cena. Ella lloriqueaba «a casa no mamá!  A ver as motos porfi» yo le dije que cuando cenásemos volveríamos, le puse su plato, su muslo de pollo me giré a coger las tijeras para cortarle la carne y me la encontré así

Ni cortar ni nada que se pierde tiempo. A bocados se lo comió, más bien engulló el pollo, le di su petitsuis de postre y no me dió tiempo a darle la cuchara que se lo estaba comiendo con el mango del tenedor que no había usado para el pollo ayyyyy no me pudiera poner un circuitillo enfrente de la ventana del comedor!!! Cuántas alegrías me proporcionaría a las horas de comer… en fin… Tal fue su rapidez en comer que acabó antes que nosotros por primera vez en su vida. Así que esta vez le tocó esperar a ella refunfuñando hasta que acabamos nosotros y le volvió la alegría

Dedito arriba que vuelvo a las carreras

Nuestro amigo en la primera clasificatoria (previa a la cena) había quedado cuarto, tuvo mala suerte en la salida. Fuimos a darle ánimo con la barriga llena y ahí llegó el momento estelar/profundo/trascendental de mi Bombón, le miró directamente a los ojos y le dijo «a tope» con un gesto enérgico con sus brazos, correspondido por él con otro gesto enérgico y otro «a tope».
En la siguiente ronda segundo, en las dos siguientes primero (son siete rondas, cuatro clasificatorias, dos de repesca y después la gran final)
Cada vez que corría más se exaltaba mi Bombón «a topeeeee asuuuul (el color del traje que llevaba nuestro amigo)… daleeee gaaaaassss»
La última ronda clasificatoria le pilló con la tetita y cuando vió el gesto de victoria de su padre me miró y me dijo «ya ta? Ha ganao?» Con cara de decepción por habérselo perdido.
Al final nuestro amigo ganó y al decírselo ella empezó a cantar «campeoooooon campeooooon campeooooon» más contenta que todo. Nos quedamos hasta la entrega de los premios y nos subimos al coche rumbo a casa a las 3.15 de la madrugada por lo que llegamos sobre las 4.30. Lógicamente ella se quedó dormida tal como la pusimos en la sillita del coche.
Al día siguiente volvió a su faceta de madre, cogió a uno de sus «múltiples hijos» para darle la tetita con un arte qur no se pué’ aguantar

Y es que para una madre lo primero son sus hijos. Pero ya por la tarde le pidió al padre su moto, esa moto que él le compró en el momento en el que supo que que estábamos embarazados, esa moto que estaba en el garage esperando a que ella fuese lo suficientemente grande como para domarla, ese día que mal que me pese ya está a punto de llegar, una moto que quiere pintar de color «asul» como la de nuestro amigo, por que el color asul gana

Y ya os podéis imaginar a mi Rubio, está que no le cabe el orgullo en el cuerpo… temblad moteros del mundo que está naciendo una campeona.
Ayyyyyy que de preocupaciones me van a dar este par de amores míos.

Taller Bombón

Como la vida está «mu achuchá» y Bombón sabe que la boda de sus papás es un gasto extraordinario, se ha puesto manos a la obra para arrimar el hombro.
Desde que se independizó (como ya os conté aquí) cada día que pasa me doy cuenta que es más grande, más responsable, más mujercita, mi Bombón se hace grande más rápido de lo que a mí me gustaría, tanto que para ayudar con la boda y sufragar sus propios gastos ha decidido montar un taller.
Vamos, que me ha salido mecánica, lo que ha visto de su padre y lógicamente él está encantado. Si tenéis que arreglar el coche o la moto y queréis tener la confianza de que dejáis vuestro vehículo en buenas manos os recomiendo «Taller Bombón» donde todo vehículo tiene solución.
Ella es muy perfeccionista en el trabajo, concienzuda y con un acabado muy limpio.
Hoy ha tenido mucho trabajo, primero un coche que no sé que tenía en las ruedas, por que si os sois sincera mi conocimiento de mecánica es total y absolutamente nulo.

Sin embargo ella es toda una experta, ella en un momento examina lo que le ocurre, selecciona las herramientas, estudia como repararlo y se pone manos a la obra, en este caso manos a la rueda

Y oye, que no para hasta que acaba su trabajo, no descansa, puede estar las horas que haga falta hasta conseguir su propósito. Si es que es muy responsable mi Bombón.

Y como os comentaba es muy limpia en su trabajo lo deja todo impecable. Deja el coche mejor que nuevo, arreglado y bien limpito, listo para ser utilizado.

Una vez ha acabado su trabajo mecánico y lo tiene todo impoluto le da los últimos retoques para colocar el chasis, para ya casi finalizar.

Chasis colocado y listo. Trabajo finiquitado. Una mañana muy dura. Pero como el buen trabajo se premia con más trabajo y el boca a boca hace mucho, un rato después le han llegado un par de motos y ha tenido que pedir ayuda a su primo, otro experto mecánico, para poder acabar a tiempo su trabajo y ua tener el resto de la tarde libre

No estaban seguros de llegar a tiempo para la entrega. Es que tanto trabajo para una sola mañana. Todo sea por la boda y por vivir completamente independiente, gastos propios incluidos. Y como no sólo de motores vive el hombre, llegó el momento de reponer fuerzas

Y ¿qué mejor que una buena barbacoa para reponerse? Pues nada… ya os lo digo yo, una barbacoa es mano de santo. Tras el duro trabajo y la comilona, la siesta ha sido de campeonato. El descanso de la guerrera.
Así que ya sabéis, si queréis dejar vuestro vehículo en las mejores manos «Taller Bombón»

Domingo motero

Esta mañana papá se ha levantado bien

Papá y Bombón con el «correpasillos»

temprano para su ritual de entrenamiento motero (lo que viene siendo mañana de machotes). 
Mientras iba a buscar a mi cuñado, antes de cargar las motos en la furgoneta, Bombón se ha despertado y al salir al comedor ha dicho «¿oe ta papa? No ta» le he comentado que se había ido a las motos y su cara ha mostrado indignación total «yo també, yo moto bum bum» mi mañana planeada de pinturas no puede competir contra su mañana motera imaginada desde ese instante. 
Claro es lo que tiene tener una hija que antes de nacer lo primero que se le compró fue una pocketbike, porque ¿quién necesitaba un carrito teniendo una pocket? ¿o una cuna? ¿o cualquier otra cosa? A su (ahora amada y adorada) moto le quitaron el motor para poder usarla de correpasillos ¿y eso? preguntaba yo «hombre para que coja equilibrio y estabilidad y se acostumbre a la medida de la moto» Claaaaaaro ¿Cómo no se me ocurriría a mí?pero bueno todavía tiene que llover bastante antes que le deje subir con el motor puesto…
A falta de autorización motoril por mi parte, papá decidió escribir la carta a los Reyes con Bombón y ¿adivináis qué pidió? Una moto de batería, y ahí estaban ellos la mañana de Reyes (yo todavía me pregunto a quién de los dos le hizo más ilusión)Así que cuando papá ha vuelto a cargar su moto, Bombón le ha dicho que ella también, tal era su emoción que no ha querido ni desayunar, ni teta, ni nada. Galletas y yogurt bebible a la maleta y ale hasta luego, yo he decidido quedarme he notado a leguas que era su momento papá-Bombón-moto, hoy seré la reina del sofá he pensado. 

Han salido y ayyyy esa tranquilidad, esa paz, ese silencio tan anhelado, deseado, tan… ABURRIDO!! una vena celosa ha empezado a apoderarse de mí, sé que podría haber ido al igual que sé que para un ratito que tienen suyo, pues que lo disfruten… pero el próximo día voy sí o sí.

El día de reyes le faltó tiempo para estrenarla

Después de una mañana eterna amenizada por un par de vídeos y fotos de whatsapp al fin han llegado justo para comer y echar la siesta y ahí sí mi Bombón era míaaaaa jajaja y es que en esos momentos nada ni nadie puede competir contra el leri leri, nombre que puso ella misma a la teta (no logro descubrir la palabra que originó ese nombre) y ahí estábamos los tres en el sofá viendo «Willow». Si es que por más «cansinos» que se pongan a veces, yo no puedo estar tanto rato sin mis Rubios. Lo mejor ha sido el regalo que me han traído, unas botas lleeeeeeenas de barro al igual que los bajos de los pantalones, esa es la señal inequivoca de que han disfrutado de lo lindo y yo he disfrutado con ellos mientras me lo explicaban. Me he imaginado a Bombón pasando por encima de todos los charcos, llevando la moto de pie… es una temeraria jejeje y charlando con unos y con otros porque es muy relaciones públicas. Lo mejor de todo es que con lo cansados que estaban han caido rendidos a la primera de cambio y nos hemos pegado un siestón que eso no hay dinero que lo pague.

Dándolo todo en el entrenamiento