Diario de una Boda: Retomando la sección

Hace mucho muchísimo que tengo en mente recuperar esta sección «Diario de una boda» y acabar por fin de explicaros como fue uno de los días más felices de mi vida. Pero es que no me da la vida, entre unas cosas y otras el día de actualizar no llegaba nunca y es que hace ya un año y dos mese que me casé y esta sección se ha alargado más que las obras de la Sagrada Familia, si es que no tengo vergüenza no sé ni por donde retomar, pero bueno que sirva esta entrada de calentamiento y que salga lo mejor posible. Así que hoy, en este mi humilde blog retomamos al fin (trrrrrrrr redoble de tambores)

DIARIO DE UNA BODA

UEEEEEE UEEEEEE la gente enloquece de emoción «bieeeen… bieeeeen… al fin!!! y sólo ha tardado poco más de un año» pues sí, cada vez que lo pienso me doy cuenta de lo desastre que soy y por otro lado me doy cuenta de lo rápido que pasa el tiempo y como cambia la vida en
poco más de un año, pero no me voy a poner a marear la perdiz que al final me despisto y otra vez me voy del tema y esta entrada va como tantas otras a la papelera… pero hoy no, hoy lo conseguiré, vamos al lío y pongámonos en antecedentes, para retomar esta entrada haré una entrada un poco «comodín» y que hoy es un resumen de lo que ya conté hace tanto tiempo

Toda boda tiene un inicio en un momento que ha de ser especial y bonito y para mí así lo fue. Yo siempre le había dicho a mi Rubio de cachondeo pero lanzándole la puyita que sin rodilla en suelo y piedra en mano yo no firmaba nada y un viernes por la tarde a la salida del trabajo en ese instante cuando menos te lo esperas, en mitad de la montaña y con una preciosa puesta de sol enmarcando el momento mi caballero andante puso su rodilla en suelo y me dió un anillo precioso no con una sino con tres piedras (representando a cada uno de los miembros de nuestra familia en ese momento… ahora que somos cuatro ¿habrá que renovarlo?) me dijo unas palabras preciosas y yo obviamente dije que sí… bueno con lo graciosa que soy dije «no sé tengo que pensarlo… que sí… que sí… que es broma» (Esto os lo expliqué en «La Pedida«)

Una vez oficializado nuestro compromiso empezamos con ilusión a pensar en los preparativos y en nuestra ceremonia soñada, el primer tema a debatir era «¿Con quién va la niña?» obviamente esto, pese a que tuvo largas tardes de debate, estaba claro desde el principio, la niña iba conmigo, el hombre espera en el altar y en ese momento sólo teníamos a Bombón, por tanto él tendría que esperar en el altar a su mujer y su mujercita, si hubiera sido el niño hubiera estado con él… no pasa nada, ahora ya está equilibrado para cuando renovemos los votos jejeje (Esto os lo expliqué en «¿Con quién va la niña?»

Luego vino el escoger el vestido y los zapatos, pensaba que sería una ardua tarea, pero fue mucho más sencillo de lo que creía, el calzado lo tenía claro clarísimo desde el minuto uno y sabía que no dejaría indiferente a nadie y el vestido desde que lo vi la primera vez supe que era el mío (Aunque el vestido y los zapatos no os lo he enseñado todavía, os hablé de como los encontré y os develé el secreto de los zapatos en «El vestido y los zapatos»

Mientras íbamos avanzando en la fase de ideas que queríamos llevar a cabo en el gran día, el cómo queríamos que fuera la ceremonia lo teníamos ya bastante claro, al aire libre y realizando la ceremonia de la vela (Esto os lo expliqué en «La ceremonia«)

La búsqueda del lugar donde nos diríamos el «sí quiero» fue lo que más quebraderos de cabeza nos dio y es que mi Rubio es de «montaña» y yo soy de «playa» entonces teníamos que llegar a un consenso. Pese a que miramos muchos sitios, por internet básicamente y pedimos muchos presupuestos realmente tras descartar por uno u otro motivo lo que nos iba llegando nos planteamos seriamente tres lugares. Tras la primera decepción en un sitio de montaña precioso (Os hablé de ello en «El lugar ideal I«), la segunda decepción en un lugar de playa (Os hablé de ello en «EL lugar ideal II» al fin tras buscar y buscar y buscar un poco más encontramos el lugar ideal, un sitio perfecto con mar y montaña para que los dos estuviéramos contentos, era el lugar destinado para nuestro gran día (Os hablé de ello en «El lugar ideal III«)

El tiempo iba pasando, nosotros íbamos preparando los detallitos, organizando las mesas, escogiendo la música (una de las canciones que tuve claras desde el principio fue con la que abriría el baile con mi padre, aunque luego no sirvió para nada, os la enseñé en «Canciones I«) íbamos acercándonos al gran día y llegó el momento de decirle adiós a la soltería transformada en un hada de los bosques con sorpresa al final de la noche incluida (Os hablé de ello en «La despedida de soltera«)

Esto es un pequeño resumen de lo que ya os había contado, la próxima entrada ya será con «información nueva» pero bueno, para ir recuperando el hilo, entre esto y los enlaces para que podáis ver los detalles creo que por hoy ya está bien, pese a que hace más de un año para mí parece que hubiera sido ayer. Fue tan bonito, los preparativos, el día en sí, la ceremonia, las sorpresas, todo, fue algo mágico que repetiría todos los días de mi vida. A partir de ahora todos los sábados tendréis una nueva entrega de «Diario de na boda» ¿me acompañáis?

Seguiremos informando

2 comentarios en “Diario de una Boda: Retomando la sección

    1. Yo Tampoco sabía Autor

      La verdad es q sí q lo preparamos todo con muchs ilusión y cariño. Realmente en una boda casi diría q disfrutas más los preparativos q la boda en sí, quiero decir q el día de la boda es lo más y eres súper feliz pero la ilusión de prepararlo todo durante tanto tiempo es increíble… y sí ahora los sábados serán blancos y radiantes jejeje Feliz día! Muack!

      Responder

Con la ilusión que me hace no puedes irte sin dejarme un comentario :)

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